La impronta educativa de Mecha Aguilar Vidart y María Elena Unamunzaga

En la importante presencia educativa de ISPED en la ciudad reconocemos a dos mujeres que dejaron su impronta.

Mercedes Adriana Aguilar Vidart

Nació a fines del verano de 1924, un 9 de marzo, en Gualeguaychú. Desde muy temprana edad disfrutaba ayudando a pequeños con dificultades escolares. Al crecer, a ese pasatiempo infantil lo incorporó a su vida.

Cursó sus estudios en la Escuela Normal donde se recibió de Maestra y los continuó en La Plata. Recibió allí el título de Maestra Diferenciada. La preocupación de escolarizar a los niños que presentaban dificultades en su aprendizaje y pasaban años y años en primer grado la llevó a interesarse más en el tema y a fundar una institución que los cobijara, que los incluyera, sin excepciones. También a formar docentes para tan ardua tarea.

Reunió a miembros de las fuerzas vivas de la ciudad hacia el año 1965, y al cabo de un año aproximadamente, un 23 de mayo de 1966 se concretó la apertura del actual ISPED, con 2 carreras: "Educación Especial" e "Irregulares Sociales".

Comenzó bajo el régimen privado y funcionó como anexo del Instituto Superior de Perfeccionamiento Docente de la Provincia de Buenos Aires, establecimiento modelo en su tipo, no sólo en nuestro país, sino en Latinoamérica.

Más tarde, por Decreto que lleva el Nº 3.814, Expediente Nº 92.103 M.G.J.E. (Ministerio de Gobierno, Justicia y Educación) del 28 de julio de 1967, el Superior Gobierno de la Provincia otorgó a este Instituto la personería jurídica con el nombre de Instituto Superior de Perfeccionamiento y Especialización Docente (ISPED).

Mecha, como cariñosamente la llamaban, quizá vislumbró en ese tiempo la vigencia educativa de dicha institución y su accionar en el ámbito local, provincial y nacional, ya que sus egresados se encuentran hoy, a lo largo y ancho del país.

Mercedes Aguilar de Irazusta fue un ejemplo de lucha desinteresada por la educación en la diversidad. En estos tiempos, en los cuales generalmente el interés desplaza la vocación, el amor y la lucha de esta mujer por integrar a todos los niños con capacidades diferentes a la sociedad argentina debería motivarnos para continuar su fecundo y noble trabajo.

María Elena Unamunzaga de Rodríguez

Mujer que la atraviesan muchas primaveras pero que aún demuestra un incansable amor al trabajo docente y deseos de continuar proyectos.

De una preparación cultural incalculable, domina varios idiomas conocedora del mundo, esto le permite desempeñarse desde muy joven en diferentes roles importantes.

Es a ella que convocan para ser la primera rectora de IEPD, cargo que desempeñó en sus comienzos ad honoren; hoy Instituto Superior de Perfeccionamiento y Especialización Docente -ISPED- a quién considera el hijo varón que nunca tuvo.

Su tarea como rectora la tomó como una extensión de su esfera familiar, compartiendo la dedicación del regazo maternal de sus hijas, con la guía el instituto en sus primeros 46 años de vida. Su presencia está impregnado en esta casa de estudios que tanta historia guarda ya que pertenecía a la familia Irazusta.

Haciendo carne su título de magister - maestra de la vida - orientó y orienta la especialización de alumnos y docentes del instituto, hoy en la ciudad, en el país, y en diferentes paises se pueden ver sus frutos.

Junto a Mecha y varios colaboradores proyectan continuar incluyendo carreras como Profesorado de Jardín de Infantes, hoy Educación Inicial, Profesorado de Actividades Plásticas y Prácticas. Luego con el cambio de planes el Instituto optó por incluir entre sus ofertas educativas la carrera de Artes Visuales, hoy profesorado de Artes Visuales.
No fue ajeno a Pelusa como cariñosamente se la reconoce el formar técnicos para atender a la niñez en riesgo, es así que se crea la carrera de Técnico Docente en Minoridad hoy Técnico Superior en Niñez, Adolescencia y Familiar.